Reseña crítica de "Dalila y los tritauros".

 “Dalila y los tritauros” (Vayona, 2017), es una novela de fantasía que nos hace pensar en la depresión desde otra perspectiva: como la pérdida de la humanidad. Con personas convertidas en manatíes, Vayona nos muestra cómo las personas que enseñan y aíslan de la realidad al padecer una depresión severa. A su vez, vemos a una chica de dieciséis años que lucha contra un reino – literalmente – para intentar despertar de su largo sueño a su madre, aunque esto no es posible, pues las personas deprimidas no consiguen motivación ni aunque todos sus seres amados se lo pidan. 

Por otro lado, acompañamos a Dalila, quien atraviesa por emociones que ella percibe con una intensidad abismal, pues está en plena adolescencia y todo lo que la afecte, lo hará a niveles altísimos. La frustración, la impotencia, la tristeza, la traición, la mentira, la valentía y el amor, todo lo percibe con cada parte de su cuerpo. 

Dalila es puro sentir, es impulsiva y valiente, pero a la vez es temerosa, dubitativa y fiel. Es un personaje muy humano que nos hace sentir empatía, nos pega en la parte más sensible de nuestra alma. Pasamos por lo mismo que Dalila y nos sentimos adolescentes otra vez. 

Asimismo, la situación de su madre nos hace dudar, enojarnos, pero también comprenderla en algún punto. Esto mismo pasa con su padre, quien le mintió durante toda su vida, pero lo hizo por amor; nos obliga a balancearse entre el enojo y la comprensión, entre la indignación y el cariño por un personaje tan honesto y sufrido. 

Absolutamente toda la obra es un cuestionamiento a las emociones puras, nos hace ver los trastornos y enfermedades mentales desde distintas perspectivas, con un toque de fantasía y magia que lo hacen todo mucho más irreal pero a la vez cercano.  


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